El ser víctima de violencia doméstica motivó a Ana (nombre ficticio) a dejar su natal San Marcos, en Guatemala, para buscar junto con su hija de cinco años un mejor futuro en Estados Unidos. Pero, tras dos intentos fallidos de ingresar a aquel país, continúa en un albergue en la frontera esperando respuestas de parte de las autoridades estadounidense sobre su situación migratoria.
“Sufrí mucho maltrato con mi esposo. Me pegaba mucho. Me lastimaba demasiado y no dejaba de salirme sangre. Entonces decidí venirme”, así comenzó la joven madre a narrarle su historia a Jaime Montenegro, un enviado especial de Emisoras Unidas que se encuentra en el área fronteriza entre México y EE. UU.
“Me vine, pero realmente yo no sabía cómo estaba la frontera de Tamaulipas. Yo quería entrar por la puerta ancha, se me hacía fácil por venir lastimada pasar por el puente, pero no fue así. Me agarró el cartel”, compartió la entrevistada.
Indicó que esto ocurrió en Nuevo Laredo, México, desde donde el grupo de narcotráfico la trasladó a lo que denominó como “bodegas”.
“Es duro estar así, hay momentos en que no hay nada qué comer, a veces no hay gas. No nos quedaba más que poner con los compañeros en cubetas agua al sol y prepararnos una sopita de bolsa para poder comer”, relató la guatemalteca.
Además, compartió que a un centroamericano le cobran 10 mil y a un mexicano 8 mil. “(Los del cartel) hablan con la familia, se comunican con ellos. Si el familiar está acá tienen que pagar o enfrentarán las consecuencias”, expuso.
En su caso, a sus familiares les exigieron 9 mil dólares a cambio de no asesinarla. El pago se hizo, por lo que los miembros de la organización liberaron a Ana en el desierto, no sin antes advertirle que si la volvían a ver la iban a asesinar.
“Ellos me aventaron el 28 de abril. Cruce, pero me agarró migración. Intenté hablar con el personal y contarles en manos de quiénes estaba, pero me trataron mal. Me dijeron que para qué sale uno de su país, que si uno no quiere venir a sufrir para qué sale”, indicó.
Guatemalteca espera respuesta de EE. UU.
La guatemalteca aseguró que ese primer intento y lo que sufrió no le impidieron continuar con su búsqueda de mejores oportunidades para su hija, así que la primera semana de mayo intentó de nuevo entrar a Estados Unidos.
“Fue muy duro. Nos metimos a una camioneta. Yo venía pidiéndole a Dios, porque uno viene arriesgando el todo por el todo. Unos días antes pasó una señora con su niña”, dijo.
Pero ella y su pequeña fueron interceptadas por la Patrulla Fronteriza en el desierto de Estados Unidos y, tras exponer su caso, se le dio la posibilidad de ser escuchada por un juez a quien le solicitó asilo.
Su caso está pendiente de respuesta, misma que ambas esperan en un albergue junto a migrantes de otros países.
#EUNacionales La Patrulla Fronteriza de EE. UU. contabiliza 21 mil guatemaltecos detenidos en esa zona este año y la muerte de cinco en los últimos meseshttps://t.co/umbxfTUa5f
— Emisoras Unidas (@EmisorasUnidas) June 20, 2022