Victoria Méndez Carreto, de 20 años, nunca imaginó que emprendería junto a su esposo un viaje que no tendría un buen final.
Debido a la escasez de oportunidades, Victoria decidió, junto a su compañero de vida, Alexander Gómez, ir en la búsqueda del denominado “sueño americano”.
El viaje fue relativamente corto, duró aproximadamente diez días. Fue entonces cuando Victoria ya no soportó el cansancio de la travesía y el calor del desierto de Arizona, sucumbiendo de forma inevitable.
Ahora, en una humilde vivienda ubicada en la aldea Las Victorias, del municipio de San Juan Ostuncalco, en Quetzaltenango, su familia espera que su cuerpo sea repatriado.
Habla el padre
Antonio Méndez Carreto es el nombre del padre de Victoria, con mucho pesar pero también con bastante amabilidad responde a las preguntas de periodistas para contar lo poco que sabe de lo ocurrido.
“Ella nos contó de su viaje, yo no tengo experiencia en eso y solamente tuvimos la confianza en el señor de que les ayudara”, relata.
Don Antonio relata que la joven pareja tomó la decisión de viajar a Estados Unidos debido a la falta de oportunidades.
“Aquí donde nos encontramos, con el trabajo que hay no se puede sostener a la pareja, o construir una casita”, señala.
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Lo que se sabe
Familiares dicen que el desierto de Arizona fue el escenario en el cual murió la joven guatemalteca.
Se conoce que llevaban diez días de camino cuando la joven se desmayó porque no aguantaba caminar más. Su esposo intentó buscar ayuda y fue así como encontró a varios policías que los auxiliaron aunque ya era demasiado tarde.
“Talvez la agotó el hambre o la sed, y cayó porque el camino fue largo”, dice el padre de la joven.
El cuerpo de la joven fue llevado a una morgue y su esposo se encuentra en recuperación a la espera de solventar su situación legal.
El precio de la muerte
El cuerpo de Victoria será repatriado el domingo 7 de julio a las 7:45 y posteriormente será trasladado hacia su lugar de origen.
Al preguntar al padre de la joven cuánto pagaron para poder hacer el viaje hacia Estados Unidos señala que fueron “como 60 mil” quetzales cada uno.
Los términos del pago se desconocen ya que ambos eran de escasos recursos y se ganaban la vida trabajando en el campo o lavando carros.
Ahora, mientras las horas transcurren la tristeza se hace más grande y la familia de la joven espera su retorno dentro de un ataúd para darle el último adiós.
*Con información de Jaime Soc.
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