De acuerdo con las sagradas escrituras y el calendario cristiano, la primera parte de la Semana Santa llega al final con el Miércoles Santo; este día, marca el final de la Cuaresma y significa el punto de partida de la Pascua.
¿Por qué? Porque canónicamente el Miércoles Santo es cuando se reúne el Sanedrín, el Consejo de Sabios, con Judas Iscariote, para condenar a Jesús a cambio de 30 monedas de plata.
Esto es lo dice el apóstol Mateo (26, 14-25)
En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a los sumos sacerdotes y les propuso:
- “¿Qué estáis dispuestos a darme, si os lo entrego?”
Ellos se ajustaron con él en treinta monedas. Y desde entonces andaba buscando ocasión propicia para entregarlo. El primer día de los Ázimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron:
- “¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?”
Él contestó:
- “ld a la ciudad, a casa de Fulano, y decidle: “El Maestro dice: Mi momento está cerca; deseo celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos””.
Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la Pascua. Al atardecer se puso a la mesa con los Doce. Mientras comían dijo:
- “Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar.”
Ellos, consternados, se pusieron a preguntarle uno tras otro:
- “¿Soy yo acaso, Señor?”
Él respondió:
- “El que ha mojado en la misma fuente que yo, ése me va a entregar. El Hijo del hombre se va, como está escrito de él; pero, ¡ay! del que va a entregar al Hijo del hombre!; más le valdría no haber nacido”.
Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar:
- “¿Soy yo acaso, Maestro?”
Él respondió:
- “Tú lo has dicho”.
En un principio, el Miércoles Santo fue el día determinado por la Iglesia para el ayuno; sin embargo, con el tiempo ha perdido arraigo y ha pasado para el Viernes Santo, día en que Jesús muere en la cruz y, en conmemoración, no se come carne.