Después de muchos dimes y diretes, este jueves se ha confirmado que Rusia queda fuera de las grandes competencias internacionales por los próximos dos años.
La sanción incluye los Juegos Olímpicos de Tokio 2021 y Pekín 2022, según lo diera a conocer Tribunal Arbitral del Deporte (TAS).
Será hasta en las Olimpiadas de París 2024, cuando una delegación rusa pueda volver a participar, contrariamente a lo que reclamaba la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), que defendía una suspensión de cuatro años.
“El TAS ha confirmado claramente nuestras conclusiones, según las cuales las autoridades rusas manipularon las muestras del laboratorio de Moscú, con el objetivo de disimular un programa de dopaje institucionalizado”, se indicó en un comunicado.
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Golpe que afectará a toda Rusia
Estas sanciones afectarán principalmente a los símbolos del Estado ruso, mucho más que a los propios deportistas.
Así, los dirigentes rusos -incluido su presidente Vladimir Putin– no podrán asistir a las grandes competiciones internacionales.
La bandera rusa no se desplegará ahí, no se tocará el himno ruso y Rusia no podrá albergar ningún gran evento deportivo.
Cualquier deportista podrá, no obstante, competir bajo bandera neutra a menos que haya sido “suspendido por una autoridad competente”: la posibilidad es más amplia de lo previsto por la AMA, que requería que los deportistas en cuestión probaran su ausencia de recurso al dopaje.
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El Comité Olímpico Ruso juzgó “inaceptable” la prohibición de asistir a los Juegos para Putin, aunque mostró su satisfacción de que sus deportistas no sean excluidos “colectivamente” de los Juegos.
Quedará por aclarar cómo se puede aplicar esta derogación a los deportes colectivos y especialmente a la fase final del Mundial de fútbol, que concluirá el 18 de diciembre de 2022 en Catar.
*Con información de AFP