Faltan 15 segundos en el reloj y la piel se empieza a poner eriza… el marcador indica 2-1 a favor de Guatemala, ya falta poco, pero no hay que perder la concentración. “Cuando terminó el tiempo voltee a ver a mis sensei Cheili y Douglas y salí corriendo a abrazarlos”.
Así recuerda Allan Maldonado el oro que conquistó en los recientes Juegos Centroamericanos y del Caribe, Barranquilla 2018, donde se convirtió en el primer atleta masculino que gana un metal dorado para Guatemala en el karate do.
Hoy descubrimos un poco más sobre el atleta que crece a pasos agigantados en este deporte.
Tiene porte, es amable, respetuoso y le gustan los retos. Por eso, cuando sufrió una lesión en el dedo dos meses antes de los Juegos de Barranquilla, no se rindió. “Todavía me recuerdo que dos meses antes yo me fracturé el dedo y en ese momento mi preocupación eran los juegos. Mis sensei me decían que no me preocupara, que todo iba a salir bien. Yo seguía entrenando con apoyo de mis compañeros, trabajaba poco, lo que podía, pero para mí era bastante por las circunstancias. Llegué a los Juegos con la mentalidad de ganar una medalla y se logró gracias a Dios”.
Todo esto, Allan lo atribuye a un proceso que inició cuando tenía 4 años, cuando sus papás decidieron llevarlo a tomar clases con Cheili González, a quien admira y cuyos logros quiere superar. “Yo empecé de muy pequeño y siempre fue como una ilusión llegar más lejos que mi sensei Cheili González; ella ha estado conmigo, la admiro tanto y todos los resultados que ella ha tenido en el karate nadie los ha tenido, y a mí me gustaría ser mejor que ella”, cuenta.
Dice que Cheili lo conoce a la perfección, sus gestos, sus movimientos… “he entrenado con ella toda la vida, es prácticamente familia. Ella sabe todo de mí, lo que me sirve, lo que no y qué es lo que vamos a lograr”, explica.
Karate do como filosofía de vida
Al principio, el karate fue un juego, algo que le divertía practicar, “pero cuando uno va aprendiendo una disciplina se vuelve parte de la vida y creo que eso me ha servido en cualquier ámbito; lo que he aprendido con el karate me ha servido bastante”.
Cuando inició su proceso como juvenil los resultados empezaron a llegar de a poco; estar al lado de una campeona le dio mayor impulso; “he recibido mucho apoyo de ella (Cheili) y de mi familia”, dice Maldonado, quien, además, trata de perfeccionar su técnica día con día a base de paciencia, disciplina y dedicación.
Además de su carrera deportiva y académica, Allan se dedica a la enseñanza de este deporte. “Trabajar con niños es lo máximo. La felicidad que uno ve en ellos porque les están saliendo bien las cosas es muy satisfactoria. Eso genera felicidad y motiva”.
De Lima y Juegos Olímpicos
La vida es de metas, de retos, y ahora viene uno fuerte e importante: los Juegos Panamericanos de Lima 2019, en los que el karate guatemalteco estará representado por Maldonado y González. La meta es clara: “espero estar en el medallero”, se exige Allan. “El que solo Cheili y yo estemos clasificados a Panamericanos lo tomo como una motivación, porque a pesar de que es mi primer Ciclo Olímpico estamos trabajando muy fuerte y se están dando los resultados”.
A Lima le sigue Tokio 2020, donde el karate do ya será incluido y donde no pierde la fe de llegar. “Sería muy bueno estar en Tokio, pero hablando la realidad es un proceso muy difícil, se necesita mucho apoyo para sumar en el ranquin. Hay que ir a las Premier League y Serie A”, explica el atleta que sintió una inmensa alegría al saber que su deporte ya es parte de los Juegos Olímpicos. “Qué atleta no quisiera participar en Juegos Olímpicos y tener una medalla; pasaron tantos años… fue difícil gestionarlo, pero se logró”.
Rutinas y recuerdos
El día inicia para Allan a las 4:45 de la mañana; de 6:00 a 8:00 realiza la primera sesión de entrenamientos. “Luego nos vamos al trabajo de fuerza, a mediodía volvemos a entrenar, me voy a estudiar unos cursos y después regresamos al dojo”, detalla.
El tiempo que queda libre, “me gusta estar con mi familia, mis amigos, mi pareja”, enumera el atleta que siente que cambia la vida cuando practicas un deporte. “Si es lo que más te apasiona lo vas entendiendo; mi familia lo entiende, mi mamá es muy buena y le agradezco bastante, me deja mis cosas hechas, almuerzo y cosas así”.
Entre sus mejores recuerdos deportivos están el de su transición de atleta juvenil a mayor (el 22 de mayo cumple 25 años de edad); fue en el Open de Las Vegas (donde hace unas semanas logró un bronce) y llegó hasta la final. Otro, fue el oro que ganó en los Juegos Bolivarianos de Santa Marta 2017, “fue mi primera competencia en el Ciclo Olímpico”, y luego, el memorable oro de Barranquilla 2018 “que fue espectacular para mí”.
A corto plazo y antes de Lima, Maldonado participará junto a Cheili y el entrenador Duglas Debroy en un campamento de entrenamiento en Denver, Colorado, Estados Unidos, y luego en otro más en Puebla, México, antes de embarcarse en el Karate 1 Sieries A Istanbul 2019, en Estambul, Turquía.