“Todos venimos al mundo para cumplir con un propósito. El mío es dejar una marca en el deporte y para Guatemala”.
Gersson Mejía, uno de los mejores exponentes del deporte adaptado en el país, luce sonriente sus seis medallas mundiales mientras recibe felicitaciones a su paso por el lobby del Palacio de los Deportes.
“Bien hecho campeón”, se escucha en el pasillo al tiempo que el atleta de 28 años guarda con cuidado el metal de bronce que conquistó a inicios de febrero en el VIII Campeonato Mundial de Antalya, Turquía.
La frase que abre esta historia resume su filosofía de vida, que aplica no solamente como atleta de clase mundial sino en su trabajo como colaborador de la Confederación Deportiva Autónoma de Guatemala.
Gersson nació con una amputación en su brazo derecho, que lejos de asumirlo como discapacidad lo impulsó a afrontar con valentía su condición y a través del parataekwondo encontró la ruta hacia la excelencia.
“Fue un proceso largo y complicado de aceptación. Las personas que estuvieron cerca sufrieron conmigo. Pero en el mundial del 2009 vi a muchos atletas con casos más graves y aún así mostraban su felicidad. Así que empecé a aceptarme y las puertas se me abrieron. Si hubiera sido atleta convencional mi carrera hubiera sido más corta y sin los logros que tengo”, expresa con sinceridad.
Misión Lima 2019 y Tokio 2020
Distinguido con tres medallas de plata y tres de bronce en Mundiales entre 2009 y 2019, Mejía tendrá en marzo uno de los mayores desafíos de su trayectoria: el clasificatorio a Juegos Parapanamericanos de Lima 2019.
“Quiero ser el primer atleta del deporte adaptado de Guatemala en ganar una medalla en Parapanamericanos. Aunque no será fácil porque antes tengo que asegurar una de las dos plazas que dan en el evento de marzo en República Dominicana”, explica Gersson que participa en la clase K43 (para atletas con limitación en extremidades superiores) de la categoría -61 kilogramos.
También lleva en el corazón y en su mente la máxima aspiración dentro del tatami: clasificar a los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020, en los que el parataekwondo hará su debut histórico. “Es el sueño de cualquier deportista”, expresa.
Sus orígenes
“Empecé en un curso de vacaciones cuando tenia 5 años. En realidad tenia miedo y fue al poco tiempo que tomé confianza. En el gimnasio me abrió las puertas Héctor Cazali”, relata.
En sus inicios Gersson se inspiró en la figura de su hermano mellizo, Jonathan, quien también fue parte del equipo absoluto. “Iba a los Juegos de Codicader y siempre le decía que algún día quería usar el uniforme que le daban. Luego me lo prestaba y así seguí su ejemplo de determinación. Ahora él me jala las orejas para prepararme fuerte”, describe.
“Antes de que el parataekwondo fuera aprobado en el programa oficial a nivel internacional, yo entrenaba y competía con atletas convencionales y eso resultó fundamental para el desarrollo de mi fuerza y destreza”, añade.
A los 18 años dio el salto a la selección nacional, tras ser captado por el entrenador nacional Saúl Lorenti.
Recompensa al esfuerzo
A partir de allí Gersson fue creciendo hasta llegar a codearse con la élite del parataekwondo. Prueba de ello fue que desde el primer del Mundial de la WT, en Bakú en 2009, ha competido sin interrupciones en las 8 ediciones que se han celebrado hasta este año.
Una década ligada al deporte adaptado cumple Gersson en 2019. Su estreno en competencias de primer orden fue en 2009 en el Mundial de Bakú, Azerbaiyán, en el que ganó plata.
Luego conquistó bronce en Aruba en 2012 y repitió con el mismo metal en Lausana, Suiza en 2013. Después se colgó plata en Moscú, Rusia en 2014 y en Samsun, Turquía en 2015. El último pergamino en su hoja de vida fue el bronce en Antalya el pasado 6 de febrero.
A nivel de Campeonatos Panamericanos de la especialidad, Mejía ha sobresalido con el título en Monterrey, México en 2010, subtítulo en Querétaro, México en 2016 y título en San José, Costa Rica en 2017.
“Es complicado llegar a la cima, pero lo es más, mantenerse. La clave ha sido no dejar de prepararme, estar activo siempre y dar siempre el 100%. Entreno día a día con la inspiración de por fin ganar el oro mundial que me falta”, subraya.
Deporte y carrera profesional de la mano
El valor de la excelencia de Gersson también se refleja fuera del tatami. Graduado de licenciado en deportes por la Universidad Galileo y con pensum cerrado en una maestría de marketing, cumplió un año de trabajar para la CDAG, donde plasma su experiencia deportiva en el ámbito administrativo.
“Como técnico de acompañamiento tengo a mi cargo 8 Federaciones y Asociaciones deportivas, a las que les doy seguimiento con su plan anual de trabajo (PAT) y apoyo en dictámenes para atletas de segunda y tercera línea del programa de retención de talento”, detalla.
Gersson combina diariamente su jornada de 8 horas en el Palacio de los Deportes con 4 horas de entrenamientos. “El deporte me ha abierto muchas puertas, ahora laboro en la CDAG y me apoyan para ir a los eventos. Con persistencia se pueden alcanzar muchas cosas”, dice.
Su caudal de experiencia en el alto rendimiento también la transmite como miembro de la Comisión de Atletas Olímpicos del Comité Olímpico Guatemalteco. “Soy vocal y participó en charlas para atletas y en asambleas del Comité Ejecutivo. Es un aprendizaje constante apoyando a mis compañeros”, complementa.
Venciendo límites
A los 12 años vivió uno de los momentos más difíciles de su vida, cuando suplicó a sus padres realizarse una operación que le ayudara mejorar la movilidad de sus brazos.
“En mi fantasía de niño pensé que con la operación iba a tener mi brazo normal, pero el médico fue honesto y me dijo que sería un procedimiento de corrección para que pudiera extender mejor ambos brazos” explica.
Con el tiempo y gracias a su determinación, Gersson admite que logro adaptarse a la vida diaria a pesar de su discapacidad.
El año pasado asistió a un taller de Proud Paralympian, una organización del movimiento paralímpico internacional que promueve charlas de mentores y líderes dirigidas a atletas en proceso de aceptación de su discapacidad. “Fue una experiencia de mucho aprendizaje y me sirvió para seguir viendo hacia adelante”, analiza.
“Humildad, responsabilidad y respeto hacia todas las personas, son parte de los valores que me ha inculcado el deporte”, confiesa.
Pasatiempos y sueños
Gersson se declara apasionado por el mundo motor, especialmente el de la aceleración. “Es uno de mis pasatiempos, al igual que salir con mi novia a bailar. Ella es mi soporte en todo momento, al igual que mi familia”, cuenta.
Finalmente, Gersson sueña junto a su familia con expandir la sede de sus gimnasios High Performance, para transmitir las enseñanzas del taekwondo a las nuevas generaciones.
