Entre ambos suman siete mundiales, una constelación de estrellas y una íntima rivalidad, pero hace 26 años que la selección mayor de Argentina no levanta un trofeo y a Brasil aún le atenaza el trauma de 2014, al que deberá enfrentarse en la Copa América que organizará en junio.
No habrá margen de error para los dos gigantes del continente en un torneo que este jueves realizará su sorteo con las favoritas en el diván.
Pese a todo, el anfitrión Brasil (3ª del último ranking FIFA) y Argentina (11ª) estarán en el bolillero de los cabezas de serie junto a Uruguay, mayor vencedor del torneo con 15 trofeos y séptimo de la clasificación utilizada para ordenar a las doce selecciones participantes en los cuatro bombos de la Cidade das Artes, en Rio de Janeiro.
Al otro lado de la ‘ciudad maravillosa’ les aguarda el mismo Maracaná que acogerá la final del 7 de julio y donde la albiceleste de Messi se abrió una profunda herida hace cinco años que aún no ha conseguido cerrar.
Aquella derrota en la final ante Alemania arrancó una serie de fracasos que acabarían asfixiando a toda una generación con las finales perdidas en penales ante Chile, primero la Copa América-2015 y después en la edición Centenario en 2016, y que incluso llevaron a Messi a dejar la selección.
Pero la ‘Pulga’ dio marcha atrás y condujo a Argentina hasta Rusia-2018, donde Francia arrasó en octavos a un equipo desquiciado y en pleno psicodrama con su técnico Sampaoli. Desde aquel agobiante 30 de junio en Kazán, Messi no ha vuelto a jugar con su país.
Mientras, Argentina comenzaba su regeneración de la mano del interino Lionel Scaloni, decidido a recuperarle para romper con él ese bloqueo que atenaza a la selección mayor desde que en 1993 conquistó su 14ª Copa América, en Ecuador.
Él aún no ha dicho nada, aunque pocos imaginan al competitivo Lío viendo por televisión cómo su albiceleste le pelea a Brasil un trofeo en casa.
“Yo estoy convencido de que si lo convocan, va a jugar, depende del técnico”, valoró el viernes el presidente de la AFA, Claudio Tapia, en TyCSports.
– Fantasma –
Tampoco Brasil llega en calma. El humillante 7-1 que le asestó Alemania en las semifinales del Mundial-2014 hundió a la Seleçao en uno de los períodos más
oscuros de su historia -con dos decepcionantes Copas América incluidas-, del que solo despertó tras la llegada de Tite en 2016.
Con él, Brasil recuperó la alegría, arrasó en las eliminatorias y sacó el primer boleto para el Mundial, hasta que en Rusia enmudeció. Iba lanzada a por su sexta Copa, pero la Canarinha acabó sorprendida por Bélgica en cuartos y con su estrella Neymar convertida en un meme global.
El chasco no le impidió a Tite renovar su contrato, aunque su camino hacia Catar-2022 pasa por una Copa América que podría ser un examen final.
“Hay que ganar”, reconoció el propio técnico en noviembre al diario Estadao. Aunque no lo hará renunciado a su estilo: “Voy a correr el riesgo de perder y ser despedido”, admitió en medio del debate sobre si es suficiente con la suave renovación iniciada tras el Mundial.
Pese a que la Confederación Brasileña aseguró que completará el ciclo -con o sin trofeo- la presión en casa será voraz.
Con el fantasma de 2014 todavía muy vivo, Brasil organizará su quinta Copa América y todavía no sabe lo que es entregársela a otro.