Sin cumplir su sueño de clasificarse a una copa del mundo, pese a que participa en eliminatorias desde la década de los cincuenta, la selección de fútbol de Guatemala aún atrae multitudes en su nueva era tras cumplir una larga suspensión de la FIFA por la implicación de dirigentes en un escándalo de corrupción mundial.
Pensando con mucha anticipación en las eliminatoria a Catar en 2022 y recién acabado el Mundial de Rusia 2018, el equipo Azul y Blanco volvió a las canchas el pasado miércoles y los hinchas acudieron en masa.
Más de 17.000 aficionados ovacionaron al equipo en el Doroteo Guamuche Flores y el sábado también miles de guatemaltecos colmaron las gradas del Mario Camposeco, en Quetzaltenango.
El del miércoles fue su primer partido amistoso luego de la suspensión de la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA) decretada en octubre de 2016 y levantada en mayo de 2018. Un castigo quizá no merecido para el balompié que ha hecho, sin éxito, sus mejores esfuerzos para ir a un mundial, sino por los malos dirigentes que ha tenido la Federación Nacional de Fútbol.
Su presidente, Brayan Jiménez, fue capturado y extraditado a Estados Unidos en 2016 al verse envuelvo en el escándalo de corrupción denominado como “FIFA GATE”. Jiménez aceptó junto con Héctor Trujillo, entonces secretario general de la entidad y magistrado suplente de la Corte de Constitucionalidad (CC), un soborno millonario por los contratos de televisión de los partidos de fútbol para la calificación del Mundial de Rusia 2018.
Según la investigación, en febrero de 2014, Jiménez y Trujillo negociaron también con la empresa Media World un nuevo acuerdo por los derechos de televisión para la clasificación al mundial de Qatar 2022, por el cual ambos recibirían un pago de 200.000 dólares.
El ex dirigente Jiménez, de 62 años, figura entre 40 personas de todo el mundo acusadas por el escándalo de sobornos en la Fifa. Por si algo faltaba la FIFA envió una Comisión Normalizadora que fue desconocida por 34 dirigentes lo que provocó la suspensión total. Una serie de irresponsabilidades de los dirigentes nacionales.
La selección fue la que pagó el pato. Quedó al margen de competencias internacionales como la Copa de Naciones de Centroamérica clasificatoria para la Copa de Oro de la Confederación Norte, Centroamérica y el Caribe de Fútbol (Concacaf).
Pero ahora vuelve con nuevos aires, con la conformación de una nueva Comisión Normalizadora de la Federación nombrada por la FIFA, en la que figuran, entre otros, Juan Carlos Plata, quien fue un referente y goleador en la Azul y Blanco y quien sí, por haber sido jugador, sabe de las interioridades del balompié.
Para él la vuelta de la selección a la cancha es importante porque se reencontró con su afición, sus fieles seguidores aunque no haya ido aún a un mundial.
En el primer amistoso contra los cubanos consiguieron una goleada de 3-0 y en el segundo ganador por 1-0.
Fueron dos equipos distintos. Para el primero el técnico incluyó jugadores con experiencia, es decir, que ya habían integrando con anterioridad la selección como el defensa Rafael Morales, y para el otro gente nueva.
En ambos los jugadores no defraudaron a Claverí e incluso marcaron. Fue el caso de José Márquez, quien abrió la victoria el pasado miércoles, mientras que Wilson Pineda le dio la victoria a Guatemala en el segundo juego. Los dos jugaron por primera vez en la Azul y Blanco.
Claverí quedó contento más no satisfecho por el ritmo de juego que lo atribuyó a la falta de entrenamiento, de acoplamiento de los jóvenes convocados por primera vez, pero que, sin duda, serán promesa en el futuro.
Para el próximo 7 y 11 de septiembre están previstos otros dos amistosos con las selecciones de Argentina, sin Lionel Messi, y con Ecuador, en Estados Unidos.