El famoso jugador del Bayern de Múnich, habla de su dura infancia.
Franck Ribéry sufrió de un accidente automovilístico que marcó su rostro con una cicatriz que ha definido su carácter. En ese entonces tenía 2 años y antes de ello, había sufrido el abandono de sus padres en un convento de monjas donde cuidaron de él.
“La cicatriz… Eso fue lo que me dio este carácter y esta fuerza. Porque cuando eres chico y tienes una cicatriz como esta no es fácil. Las forma en la que las personas te ven, las críticas… Mi familia sufrió de esto”, comentó.
El extremo francés hablaba sobre la crueldad de la gente: “La gente dice: ‘mira lo que tiene esa cara, mira su cabeza, qué es esa cicatriz, es feo…’. A dónde sea que iba, la gente siempre me veía. Y no porque era buena persona, no porque mi nombre es Franck, no porque era bueno para jugar fútbol, sino por la cicatriz”, revelaba.
“Aunque era joven y me molestaba, nunca me fui a la esquina y empece a llorar. Nunca, nunca, nunca… pero sí sufrí”, agregó.
Dificil infancia y juventud
De pequeño sufrió muchos problemas de depresión debido al abandono de sus padres y a la cicatriz. De joven, se metía en problemas constantes. Sin embargo, salió adelante al descubrir su pasión por el fútbol.
Sus primeros pasos los dio en la Union Sportive de Boulogne Côte d’Opal, el equipo de su vecindario en el que jugó dos años. Pasó por Alès, Brest y Metz llegó al Galatasary en 2004, un año después estaba en el Olympique de Marsella y dos más tarde llegó al Bayern de Múnich, el equipo en el que quiere acabar su carrera.
El amor llegó a su vida
Aunque el futbolista tuvo muchos problemas con “sexo servidoras”, el mismo encontró el amor en su esposa musulmana y cambió su religión. Ahora es Bilal Yusuf Mohammed (su nombre para el Islam).
Thank you so much my beloved wife and my wonderful children for the surprise ?????? You’re my past, my present, my future… my everything ❤ pic.twitter.com/x8Cj5jUjhj
— Franck Ribéry (@FranckRibery) 4 de julio de 2017