La noche del 22 de noviembre, la comunidad artística lamenta la pérdida de uno de sus pilares, el reconocido artista Enrique Anleu Díaz, quien falleció a los 83 años. Su legado abarca diversas disciplinas, desde su virtuosismo como violinista hasta su destacado trabajo como compositor, director de orquesta, escritor y grabadista.
Anleu Díaz dejó una huella imborrable como investigador etnomusicólogo en el Centro de Estudios Folklóricos (Cefol) de la Universidad de San Carlos (Usac), contribuyendo significativamente al entendimiento y preservación de las tradiciones musicales.
Su obra trasciende las fronteras y se exhibe en galerías del sistema bancario, museos de arte, y la mencionada casa de estudios superiores. La galería Pró-Arte destaca que sus piezas también forman parte de colecciones privadas en el país, América, Europa y Asia.
Nacido el 7 de junio de 1940, en la ciudad de Guatemala, Anleu Díaz forjó su educación en la Escuela Nacional de Bellas Artes y el Conservatorio Nacional de Música, donde obtuvo su título como director de orquesta, violinista y maestro de armonía y composición. Además, enriqueció sus conocimientos en la Escuela de Historia de la Usac.
La biografía del artista resalta su especialización en dirección orquestal en Roma, Italia, y en Buenos Aires, Argentina. No solo limitó su aprendizaje a tierras extranjeras, sino que también absorbió técnicas contemporáneas de la mano del maestro Jorge Sarmientos en su natal Guatemala.
Su contribución a la educación musical fue significativa, dirigiendo durante más de dos décadas las orquestas de Cámara y Sinfónica del Conservatorio, donde compartió sus conocimientos a través de cursos de dirección orquestal, armonía, contrapunto y composición. La partida de Enrique Anleu Díaz deja un vacío en el panorama artístico, pero su legado perdurará en cada acorde y trazo que compartió con el mundo.