Miles de soldados patrullaban el domingo las principales ciudades de Estados Unidos, tras cinco noches consecutivas de protestas contra el racismo y la brutalidad policial que desembocaron en disturbios, una violencia que el presidente Donald Trump atribuye a radicales de izquierda.
La rabia desatada en el país tras la muerte el lunes en Minneapolis de un hombre negro de 46 años, George Floyd, a manos de un policía blanco, provocó disturbios acompañados de saqueos e incendios provocados en esta ciudad del norte del país.
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“Matones”
Trump, señalado de enardecer la violencia por sus calificativos en Twitter, donde calificó de “matones” a los manifestantes, prometió poner fin a “la violencia colectiva” y responsabilizó de los desmanes a la “izquierda radical” y al grupo antifascista Antifa.
En la noche del sábado la violencia también ganó las calles en Nueva York, Filadelfia, Dallas, Las Vegas, Seattle, Des Moines, Memphis, Los Ángeles, Atlanta, Miami, Portland, Chicago, e incluso la capital Washington. Los gobernadores de los estados involucrados convocaron a la Guardia Nacional y, en algunos, decretaron un toque de queda.
Rutas fueron cortadas, autos y comercios incendiados, mientras las fuerzas del orden, desplegadas en gran número, respondieron con gas lacrimógeno y en algunos casos con balas de goma.
Unos 5 mil soldados de la Guardia Nacional fueron desplegados en 15 estados y en Washington, y otros 2 mil estaban listos para intervenir de ser necesario, informó el domingo este cuerpo.
“Unir, no atizar”
La víspera, Trump dijo a los manifestantes que se aproximaban demasiado cerca de la Casa Blanca que los recibiría con “los perros más feroces y las armas más peligrosas”, una amenaza que fue denunciada por la oposición demócrata.
“Él debe unir a nuestro país (…), no atizar el fuego”, dijo el domingo Nancy Pelosi, la presidenta demócrata de la Cámara de Representantes, a la cadena ABC.
El candidato demócrata para las elecciones presidenciales de noviembre, Joe Biden, condenó la violencia, pero dijo que los estadounidenses tenían derecho a manifestarse.
“Protestar contra tal brutalidad es correcto y necesario. Es una respuesta totalmente estadounidense”, afirmó Biden en un comunicado.
“Pero no lo es quemar bienes comunitarios y destruir innecesariamente. La violencia que pone en peligro vidas no lo es. La violencia que destruye y cierra negocios que sirven a la comunidad no lo es”, agregó.