Este año se cumple el 500 aniversario de la muerte de Leonardo da Vinci. Considerado ampliamente uno de los mejores polímos de la historia humana, Leonardo fue inventor, artista, músico, arquitecto, ingeniero, anatomista, botánico, geólogo, historiador y cartógrafo.
Aunque su producción artística fue pequeña, el impacto de Leonardo fue grande, reflejando su profundo conocimiento del cuerpo, sus extensos estudios sobre la luz y el rostro humano, y su técnica de sfumato (italiano para “ahumado”), que permitió imágenes increíblemente realistas. Leonardo consideraba a los artistas como aprendices divinos, escribiendo: “Nosotros, por nuestras artes, podemos ser llamados los nietos de Dios”.
Los eruditos del siglo XXI en el MIT lo clasificaron como la sexta persona más influyente que jamás haya existido. Al igual que Rembrandt y Miguel Ángel, es tan famoso que solo se lo conoce por su primer nombre. Sin embargo, a pesar de su fama, hay cosas sobre Leonardo que muchas personas hoy encuentran sorprendentes.
Paternidad sombría
Leonardo nació fuera del matrimonio el 15 de abril de 1452. Su padre, Piero, era un notario adinerado, y su madre, Caterina, era una campesina local. Aunque las circunstancias de su nacimiento pondrían a Leonardo en desventaja en términos de educación y herencia, el biógrafo Walter Isaacson lo considera un gran golpe de suerte. En lugar de esperar que se convirtiera en un notario como su padre, Leonardo era libre de desarrollar toda la gama de su genio. La gente supone que también le dio un sentido especial de urgencia para establecer su propia identidad y demostrar su valía.
Belleza física
Leonardo creó algunas de las obras de arte más bellas del mundo, incluida la “Última cena” y la “Mona Lisa”. En su propio día, era conocido como una persona excepcionalmente atractiva. Uno de los biógrafos de Leonardo lo describe como una persona de “belleza física sobresaliente que mostró gracia infinita en todo lo que hizo”. Un contemporáneo lo describió como un “hombre bien proporcionado, elegante y atractivo” que “vestía una túnica rosa” y tenía “un hermoso cabello rizado, cuidadosamente peinado, que le llegaba hasta la mitad del pecho”. Se cree que Leonardo ha entablado relaciones a largo plazo y posiblemente sexuales con dos de sus alumnos, ambos artistas por derecho propio.
De los desechos a los cuadernos
Las pinturas generalmente atribuidas a Leonardo son menos de 20, mientras que sus cuadernos contienen más de 7,000 páginas. Son la mejor fuente de conocimiento sobre Leonardo, alojado hoy en lugares como el Castillo de Windsor, el Louvre y la Biblioteca Nacional de España en Madrid. Su contenido diverso varía entre dibujos, el más famoso, Vitruvian Man, notas de cosas que quería investigar, diagramas científicos y técnicos y listas de compras. Comprenden quizás el monumento más notable a la curiosidad y creatividad humanas jamás producido por una sola persona. Sin embargo, cuando Leonardo los escribió, solo eran pedazos sueltos de papel de diferentes tipos y tamaños. Sus amigos los ataron a “cuadernos” solo después de su muerte.
Educación de forasteros
Como resultado de su ilegitimidad, Leonardo recibió una educación formal bastante rudimentaria que consistía principalmente en aritmética comercial. Nunca asistió a la universidad y a veces se refirió a sí mismo como un “hombre sin letras”. Sin embargo, su falta de escolarización formal también lo liberó de las limitaciones de la tradición, ayudándole a inculcar en él la determinación de cuestionar la autoridad y confiar más en su propia experiencia que las opiniones expresadas en los libros. Como resultado, se convirtió en un observador y experimentador de primera mano, sin interés en servir como portavoz de los clásicos.
