Adele cumplió 31 años el 5 de mayo, y lo celebró al estilo superestrella: en una mansión de Beverly Hills con una fiesta temática inspirada en El gran Gatsby de la que apenas han trascendido imágenes porque, al parecer, hasta los invitados tuvieron que dejar el teléfono en la puerta. No era un aniversario más; la cantante explicó después en Instagram que estaba deseando dejar atrás un año difícil —marcado por la ruptura de su matrimonio con Simon Konecki—, y que se ha propuesto dedicar el próximo a quererse más.
“Aprender a amarte realmente a ti mismo lo es todo, y acabo de comprender que es más que suficiente”, escribió. Pero en el post también deslizaba una frase que da a entender que prepara un nuevo álbum: “Pandilla de jodidos salvajes, 30 será un disco de drum and bass para fastidiaros”. Adele ha titulado sus discos anteriores con la edad que tenía cuando los compuso (19, 21 y 25), así que 30 encajaría en el patrón. Lo que no está tan claro es la identidad de los “salvajes” a los que pretende “fastidiar”, pero podría ser una broma dirigida a quienes se están frotando las manos ante la perspectiva de otro disco escrito con el corazón roto, como el superventas 21, que incluía canciones de desamor como Someone Like You o Rolling in the Deep. El drum and bass tampoco es precisamente el género musical con el que la identifican sus fans.