Seamos honestas: una de las cosas que más nos duelen tras una ruptura amorosa es ver cómo a ellos parece importarles un pepino. Al menos, eso nos hacen pensar con sus actualizaciones en redes sociales en las que se les ve contentos, de fiesta, e incluso, con otra chica (si lo bloqueaste para evitar el dolor, siempre está la «amiga» chismorrera que nos pone al tanto de todo).
Por el contrario, tú estás en casa, en una terapia de helado, comedias románticas y pijamas. ¿Cómo es eso posible? ¿Realmente la relación y los momentos vividos les valieron tan poco que no mereces que derrame aunque sea una lagrimita por ti?
Sufrimos igual
Pues sí, eso fue lo que se determinó en un estudio realizado en conjunto por la Universidad del Colegio de Londres y la Universidad de Binghamnton, en el que entrevistaron a más de 5 mil personas distribuidas en 96 países. Al parecer, tanto hombres como mujeres, sufrimos a partes iguales, con la diferencia de cuánto tardamos en lidiar con el dolor y cómo lo demostramos.
Las mujeres somos más emocionales
Las mujeres cuando terminan una relación, se vuelven una maraña de dudas y un mar de lágrimas. Los niveles de dolor emocional son altos y la tristeza es profunda.
Tienen sentimientos de derrota, ansiedad y el miedo se apodera de ellas incluso, somatizamos el sentir en nuestro cuerpo: comen mucho o simplemente no lo hacen, pueden llegar a sentir mareos, fiebre, ataques de pánico y hasta dolor físico.
Ellas sienten la ruptura desde el inicio porque la viven como una pérdida mayor que una simple relación porque piensan en las implicaciones a largo plazo.
¿Ellos son mas fuertes?
No precisamente. No los verás llorando al inicio, sin embargo, también tendrán su tajada de dolor a largo plazo, y es algo que puede durar durante años. Además, se expresan de otra forma:
«Los hombres reportan más sentimientos de rabia y caen en más comportamientos de autodestrucción que las mujeres (…) Ellos eligen estrategias destructivas para mantener su propia autoestima».
Pero, en el fondo, ellos se sienten tan mal como tú. Así que no te rebanes la cabeza preguntándote si a él no le duele: ellos solo responden diferente.