El mundo de la robótica exhibido es fascinante: un brazo articulado capaz de caligrafiar caracteres, androides del grupo local de electrodomésticos Gee tocando el tambor, un robot-pez que da vueltas en un acuario o una máquina-murciélago que emprende vuelo…
Más lejos, autómatas con pantalla de la firma cantonesa Inbot, capaces de ejercer de profesores o de vendedores, efectúan una sincronizada coreografía, mientras que otros robots miniatura disputan un partido de fútbol.
Pero la verdadera atracción siguen siendo los combates de robots, en los que se enfrentan en un ring, entre las exclamaciones de fascinados espectadores, tanques de miniatura, veloces y armados con afiladas cuchillas, que chocan entre ellos y se mutilan con gran estruendo.
“¡La personalidad de mi robot refleja la mia! Y me encantan las chispas…” asegura Huang Hongsong, que figura entre la docena de jóvenes chinos cuyas máquinas están en competición.