La Justicia brasileña condenó hoy a 32 años de cárcel al narcotraficante Rogerio Avelino de Souza, conocido como “Rogerio 157”, líder de una banda que controla el tráfico de drogas en varias zonas de Río de Janeiro, entre ellas en la Rocinha, la mayor favela de la ciudad.
La decisión fue tomada por la 40ª Corte Criminal de Río, quien halló culpable a “Rogerio 157” de los delitos de “asociación para el tráfico de drogas, tráfico y corrupción activa”.
El narcotraficante fue arrestado en diciembre pasado en una macrooperación que movilizó entonces a cerca de 2.900 miembros de las Fuerzas Armadas de Brasil y de las fuerzas policiales de Río en cuatro favelas diferentes de la capital fluminense.
En la misma sentencia también fue condenado a seis años y ocho meses de prisión por el crimen de asociación para el tráfico José Carlos de Souza, conocido como “Genio” y fugitivo de la justicia desde que la Fiscalía presentó en 2013 la denuncia.
Según la acusación, entre octubre de 2013 y mayo de 2014, “Rogerio 157” y “Genio”, con el apoyo de otras personas, comandaron la comercialización y distribución de drogas en diversos barrios de Río de Janeiro, “en especial en el complejo de favelas de Maré, Serrinha, Vila Aliança y Dendê”, en la zona norte.
Rogerio era el lugarteniente del antiguo jefe del tráfico en Rocinha, Antonio Bonfim Lopes, alias “Nem”, y tras la detención de este último, al parecer asumió el control del tráfico en la comunidad.
Sin embargo, las desavenencias entre ambos, el asesinato de dos colaboradores de “Nem” y el enfrentamiento entre Rogerio y la mujer de su antiguo jefe derivaron en una guerra abierta que sembró el caos en la favela.
La Rocinha es un punto considerado estratégico para el narcotráfico por estar localizada en una colina entre dos de los barrios más exclusivos de Río y aledaña a la única vía que comunica las zonas sur y oeste de la ciudad.
Ese enfrentamiento provocó una sangrienta “guerra” con tiroteos y muertes casi diarias que obligó a las Fuerzas Armadas a ocupar la Rocinha en dos ocasiones el año pasado, en medio de la crisis de seguridad que sufre todo el estado de Río desde la celebración de los Juegos Olímpicos de 2016.
Ante el aumento en los índices de violencia, el presidente de Brasil, Michel Temer, decretó el pasado 16 de febrero una intervención federal en el área de seguridad de Río, que dejó en manos de las Fuerzas Armadas el control del orden público.
La medida, que fue ampliamente criticada por la oposición y movimientos sociales, se extenderá previsiblemente hasta el próximo 31 de diciembre, si bien el ministro de Seguridad Pública, Raul Jungmann, ha defendido prorrogarla por un año, hasta finales de 2019.
No obstante, la presencia de las Fuerzas Armadas en Río no se ha traducido en un descenso notable de la criminalidad y los episodios de violencia se repiten hasta hoy en el estado fluminense, donde solo el año pasado murieron de forma violenta 6.731 personas. EFE