Un asesino confesó tranquilamente a la policía que había apuñalado a su novia en un frenesí y luego la dejó muriendo en un charco de sangre.
Paul John Lewis atacó a su pareja, la madre de dos Terrie-Ann Jones, quien sufrió 26 puñaladas durante el ataque en su casa en Neath, al sur de Gales.
Lewis, de 56 años, la apuñaló 13 veces en el cuello, dos en el pecho, y otras en diferentes partes del cuerpo, una de las cuales le perforó el corazón “de arriba abajo”, informó el Wales Online.
Después del brutal ataque, Lewis limpió el arma, robó dinero del bolso de su compañera mientras agonizaba y fue a un bar donde compró una ronda de bebidas para sus amigos.
Más tarde esa noche, el hombre de 56 años fue a la casa de su madre en Port Talbot y luego caminó hasta la estación de policía cercana de Sandfields, mientras intentaba dar su declaración por teléfono.
Inicialmente no pudo obtener respuesta a su llamada a la estación y llamó al 999.
Con un tono de voz “normal”, le dijo tranquilamente al operador al otro lado de la línea: “He matado a alguien, a mi novia”.
Continuó: “Ella fue a apuñalarme, la apuñalé. He venido a admitirlo”.
Después de una conversación adicional donde confirma que Jones está muerta, un policía llega a la puerta de la estación y Lewis es llevado adentro para ser interrogado.
En la entrevista posterior, que se grabó en la cámara corporal del oficial, Lewis reveló: “Tenía que ir y decirle a mi madre lo que hice … pensé que era lo correcto”.
Hablando con calma, le declaró al oficial: “La apuñalé en el cuello”.
Cuando se le preguntó dónde estaba su víctima, agregó: “Ella está acostada en un charco de sangre”.
Siguió diciendo “Lo siento” antes de admitir: “No sé cuántas veces la apuñalé. Es solo una de esas cosas a las que fue y así es”.
