Conozca la historia del ermitaño que estuvo 29 años solo en una isla y fue obligado a regresar a la sociedad donde no quiere vivir.
Esta es su historia
Un hombre escapó de la civilización para vivir desnudo en una isla desierta durante 29 años. Pero después de todo ese tiempo, acaba de ser expulsado.
“Masafumi Nagasaki vivió desnudo en la isla Sotobanari, Japón. Sólo se tapaba la cabeza para protegerse del sol y los pies para evitar una cortadura con un coral”, informan medios internacionales.
Masafumi Nagasaki llegó a la isla de Sotobanari, en las islas Yaeyama, un archipiélago al suroeste de la prefectura de Okinawa, Japón, en 1989 y vivió una vida en soledad hasta que se hizo conocido como el “ermitaño desnudo” cuando tenía 76 años en 2012. La isla es una de las pocas que permanecen desiertas en Japón, donde según los lugareños, incluso los pescadores rara vez se detienen.
Nagasaki es uno de los pocos náufragos voluntarios que han pasado décadas en una isla desierta; ha superado al náufrago australiano David Glasheen, quien este año celebra 21 años en la Isla de la Restauración, frente a la costa de Far North Queensland .
Su reciente desalojo fue detectado por Álvaro Cerezo, que documenta náufragos, incluido el “tarzán de la vida real” que vivió en las selvas más profundas de Vietnam.
“Encontrar un lugar para morir es algo importante que hacer, y he decidido que este es el lugar para mí”, dijo a Reuters en 2012. “Realmente no se me había ocurrido antes lo importante que es elegir el lugar de su muerte, como si está en un hospital o en casa con la familia a su lado”, agregó.
Las autoridades japonesas no aceptaron su voluntad y desde hace años intentaron disuadirlo para que se mudara a una isla cercana que estaba habitada y donde contaría con alimentos y asistencia sanitaria inmediata.
Ahora en este 2018, a pesar de haber expresado su deseo de morir en Sotobanari, las autoridades japonesas lo expulsaron de la isla en abril y lo colocaron en una residencia del gobierno en Ishigaki. Por el momento, Nagasaki anhela regresar a vivir a la isla y morir en ella.
