A los escolares tailandeses que se encuentran vivos en cuevas inundadas se les pueden entregar máscaras de buceo en cuestión de horas y se les dice que naden para salvarlos, en un intento desesperado de hacer un rescate por aumento del nivel del agua.
El plan principal de los socorristas es poner a salvo a un grupo de niños, con edades comprendidas entre 11 y 16 años, guiándolos bajo el agua a través de una red de 1,2 millas, a pesar de que ninguno de ellos es nadador o puede utilizar equipos de oxígeno.
Siete buzos, entre ellos un médico y una enfermera, se unieron al grupo dentro de las cuevas de Tham Luang en el norte de Tailandia.
Pero el ministro del Interior, Anupong Paojinda, dijo que la evacuación de los muchachos “debe acelerarse” tan pronto como sea posible antes de que llueva más y agrave las inundaciones.
Dijo que los niños probablemente serían sacados a través de la misma ruta complicada por la cual entraron sus rescatadores.
Pero admitió que si algo salía mal, algunos de los niños podrían morir.