La posición más famosa y clásica en la intimidad puede no ser la favorita de los hombres y estas son las razones por las cuales algunos la detestan.
Cuando hablamos de sexo, la imaginación y la creatividad juegan roles de suma importancia a la hora de experimentar. Lo importante de tener relaciones con tu pareja es que ambos disfruten y que en todo momento se sientan de acuerdo con lo que están haciendo, sin embargo, hay algunas razones por las cuales una de las dos personas puede no estar disfrutando tanto. Estos son los motivos por los que algunos hombres detestan la posición del misionero.
No hay buena visibilidad
A los hombres los motiva altamente el estímulo visual, no tener acceso a ver todo lo que está sucediendo puede no ser lo mas gratificante para este género.
Defectos en primer plano
Estar tan cerca cara a cara puede no ser la mejor idea si tienes algún complejo con tus imperfecciones. Puedes no sentirte tan cómodo con cosas sencillas pero que pueden ser grandes distractores.
Demasiado trabajo
Para muchos hombres esta posición supone hacerse cargo de todo el trabajo mientras tienen la percepción de que la mujer no tiene que hacer mucho por ellos.
Momentos incómodos
Desde motivar a que la otra persona hable demasiado, hasta temer que a su pareja le caiga sudor encima, muchos hombres no son fanáticos del misionero porque se presta para crear momentos incómodos o de tensión
Un incómodo contacto ojo a ojo
A muchas personas no les agrada la idea de verse a la cara en algunos momentos y el sexo puede ser uno de ellos.
Escuchar demasiado cerca
Algunas personas tienden a gemir cuando están en la intimidad, y algunas de estas personas lo hacen con pasión. El problema es que nadie quiere a alguien gritándole en la cara todo el tiempo.