Una exactriz de cine para adultos japonesa ha revelado cómo solía llorar en el set una vez que las cámaras dejaban de rodar.
Emiri Okazaki, de Tokio, comenzó a trabajar en películas para adultos después de darse cuenta de que era poco probable que alguna vez lograra su sueño de convertirse en una famosa modelo y actriz de televisión.
Hablando en una entrevista con la estrella de YouTube Kei en su canal Asian Boss, Emiri reveló cómo le pagaron hasta 50 mil euros por sesión y llegó a filmar hasta 28 películas por mes.
Sin embargo, la lucrativa carrera también resultó desastrosa para sus relaciones personales. Su madre dejo de hablarle y le prohibió llegar a su casa por seis meses después de descubrir que estaba trabajando en pornografía y la madre de su novio estaba tan avergonzada que intentó separar a la pareja.
Emiri, ahora de 27 años, también habló de la carga emocional del trabajo, admitiendo que ‘lloró’ cuando las cámaras dejaron de rodar porque se sentía abrumada.
Hablando sobre el final de su primera sesión, ella reveló: “Es difícil de explicar, pero es como si varias emociones me golpearan a la vez y lloré. De hecho, hay muchas chicas que lloraron mientras filmaban”.
“En mi caso, imaginé que no era el verdadero yo, sino una actriz que interpretaba su papel en una película. Así que no lloré mientras filmaba, pero una vez que todo estuvo terminado y volví a casa, de repente comencé a llorar. Tenía tales emociones mezcladas. Ni siquiera estaba segura de por qué estaba llorando”, agregó.
Emiri, que abandonó la industria y ahora tiene su propio negocio de belleza, reveló que trabajó junto a actrices de diversos orígenes, incluidas mujeres de familias adineradas que se habían graduado en “universidades conocidas”.
