Katie Ballard, era un jugador de rugby juvenil de Sydney. Según sus amistades era un “valiente” y un “espíritu libre, rudo y revoltoso”.
Se come un caracol por una apuesta
El joven estaba en una fiesta en el 2010 y un caracol se arrastraba sobre la mesa en donde se encontraba sentado. Entonces, sus amigos empezaron a retarlo que se lo comiera y aceptó el desafío.
“Veinte años de edad, los amigos, el vino tinto, el alcohol, una babosa se arrastró sobre la mesa, alguien bromeó sobre un reto”, comentó la madre de Katie Ballard.
Pero después de tragar la babosa, Ballard contrajo un gusano pulmonar de ratas, un gusano parásito que vive en los roedores y pueden pasar a los caracoles y babosas, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. Estos gasterópodos pueden transmitir el gusano a los seres humanos.
En un giro inusual y trágico, el parásito cerebral se alojó en Ballard, poniéndolo en estado de coma durante 420 días y dejándolo paralizado por completo, en estado tetrapléjico.
“Estaba devastado, cambió su vida para siempre, cambió mi vida para siempre. Es enorme. El impacto es enorme”, comentó la madre de Ballard, quien agregó que después de que su hijo parecía “invencible”, ahora es un tetrapléjico de 28 años.
Él sufre de convulsiones, come y respira a través de los tubos, y requiere cuidado constante, que la familia está luchando para pagar.
En 2011, Katie Ballard escribió en Facebook que su hijo era el mismo Sam de siempre y que ella creía que él hablaría y caminaría de nuevo. Ahora, la familia está luchando solo por mantenerlo con vida.