¿Cuál es la razón? Los investigadores aseguran que los factores evolutivos podrían influir en por qué el olor de un desconocido afecta nuestros niveles de cortisol (hormona del estrés), y por lo tanto el olor de nuestros seres queridos nos relaja. “Desde una edad temprana, los humanos temen a los extraños, especialmente a los hombres desconocidos, por lo que es posible que un aroma masculino poco familiar desencadene la respuesta de ‘lucha o huida’ que conduce a un aumento del cortisol”, explica Hofer. De hecho no solemos ser conscientes de esto.
A todo esto llegaron gracias a un experimento en el que demostraron que las mujeres que olían prendas con el aroma de su pareja solían relajarse, mientras que con otro tipo de aromas se estresaban. ¿Por qué experimentaron con damas y no con caballeros? Pues porque el olfato está más desarrollado en nosotras, pero se aplica para ambos sexos.
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