Aislado en el extremo noroeste de Cataluña, el valle de Aran no parece formar parte de esta región. Esta pequeña comarca pirenaica, con idioma y cultura occitanas como en el sur de Francia, resiste los cantos de sirena del independentismo.
Al cruzar en medio de una fuerte nevada el puerto de la Bonaigua, el acceso este al valle a más de 2.000 metros de altitud, las banderas independentistas que asolan los pueblos de las comarcas vecinas desaparecen.
La gente opina
“Esto no es Cataluña, esto es distinto”, explica Amador Marqués en una pequeña finca donde cría vacas, ocas, gallinas y unos cabritos recién nacidos.
“La gente mayor, mis abuelos o yo mismo siempre hemos dicho que primero somos araneses y después españoles”.