Pablo Alborán regresa con un álbum “sin amarres” en el que se atreve hasta con un reggae que “disparó” la situación en Venezuela y que es “un cara a cara con el poder”.
“Es un grito de impotencia. España y el mundo entero parecen haberse contagiado de un virus de falta de comunicación, de empatía y de solidaridad y creo que no soy el único que a veces no se siente representado y que piensa que el poder corrompe muchísimo”, lamenta el artista malagueño.
La excusa de la entrevista es “Prometo” (Warner Music), probablemente el disco del año, que se publica hoy y que incluye temas como el citado “Boca de hule”, del cual se incluye una segunda versión cantada a dúo con el otro titán de la música española, Alejandro Sanz. “Me ayudó mucho, no solo porque es un maestro y un referente de muchos artistas, entre los que me incluyo, sino también porque su voz, su garra y su fuerza le dan un poder a la canción que antes no tenía”, señala Alborán.
Para llegar a composiciones como esta, no obstante, llegó un momento en el que el músico de mayor éxito comercial en España de la última década necesitó desesperadamente desconectar durante un año entero, “llenar la mochila de vivencias” y volver a ilusionarse en un proceso en el que fue fundamental estar en Málaga junto a su familia. “He decidido dejarme la piel y el alma absolutamente, pero me he prometido tomarme las cosas de otra manera. Me van a seguir afectando, porque soy humano, pero que lo hagan durante menos tiempo”, afirma sobre cómo encara esta nueva etapa.
Tres años después de “Terral” (2014), su anterior trabajo, regresa con nuevo productor, Julio Reyes Copello.
“Es un disco en el que he podido liberarme de muchos prejuicios y hacer lo que realmente me apetecía, sin pensar si estaba haciendo música electrónica, un reguetón o una balada”, presume Alborán sobre este álbum “sin amarres” en el que se alternan “música rápida, lenta, con influencia latina o electrónica… y de repente un piano y una voz”.
Sin perder sus raíces, “Prometo” también suena a The City of Prague Philharmonic Orchestra en varios cortes, el ePablo Alboránspíritu de las guitarras de Santana sobrevuelan “Cuerda al corazón” y en “Al paraíso” (con una versión cantada junto a la portuguesa Carminho) se decanta por la “bossa nova”.