¿Conoces la Melofobia (miedo a la música)? Es un trastorno neurofisiológico poco conocido pero muy real. Las personas con melofobia tienen ciertas características físicas que las hacen inusualmente sensibles a los cambios repentinos de tono y timbre, y la música, mira tú por dónde, es una de las formas más concentradas de este tipo de estímulos. Y además está en todas partes. Pero hay algo aún más aterrador que la melofobia: la epilepsia musicogénica, trastorno en el que la música puede provocar intensas crisis convulsivas.
Con frecuencia es un trastorno inducido por una experiencia negativa con la música o con los instrumentos musicales, como un concierto muy ruidoso que le provocó al paciente tinnitus o pitidos en los oídos durante semanas. Estas experiencias pueden ser tan intimidantes y desagradables que esa persona podría llegar a evitar ir a conciertos en el futuro. Otro ejemplo es el del músico profesional que toca cerca de un instrumento de volumen muy alto y, con el tiempo, desarrolla hiperacusia (sensibilidad al sonido) y sufre dolores que se intensifican con cada exposición. Y llega un momento en el que deja de tocar.
¿Tinnitus e hiperacusia son las principales causas de la melofobia?
En la mayoría de los casos, yo diría que sí. Más concretamente, la causa más probable de estos trastornos son las ondas de sonido muy fuertes que chocan con el oído medio, donde están la delgada y frágil membrana del tímpano y una diminuta cadena de huesos que incluye articulaciones, cartílago, tendones y músculos. Todos ellos pueden sufrir presión, hiperextensión y fractura.
¿Cómo hacen estos trastornos tan dolorosa la experiencia de escuchar música?
Junto al tinnitus severo, que puede mantenerte despierto durante meses y hacer que seas totalmente incapaz de concentrarte, la hiperacusia puede ser dolorosa y provocar dolores de cabeza o incluso en los ojos y la mandíbula.
¿Conoces a alguien con esta fobia?