Gabriel Orellana: “Haber socavado la credibilidad de la Cicig, es peligroso”

28 agosto, 2017
11:11 am
Manolo Garcia

El presidente Jimmy Morales se reunió el viernes de la semana pasada con el Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas, António Guterres, con quien aparente comentó algunos desaciertos del jefe de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig), pese a que este organismo ya había confirmado su apoyo para el abogado colombiano.

Un día después, el mandatario informó oficialmente que declaraba non grato al Comisionado, y su decisión fue suspendida mediante un amparo provisional de la Corte de Constitucionalidad.

Presidente Morales acusa a comisionado Velásquez de inmiscuirse en asuntos internos. #EUExpulsiónIván ► https://t.co/HsKgD7px4S. pic.twitter.com/G2nWX69yrU

— Emisoras Unidas (@EmisorasUnidas) August 27, 2017

¿Qué opina el excanciller Gabriel Orellana?

Esa decisión afecta gravemente la credibilidad de Guatemala. El problema fue que el Presidente activó un mecanismo de la organización internacional, prácticamente a sabiendas de que no iba a acatar lo que esta investigación ulterior arrojara.

Era imposible que el Secretario General analizara en ese momento las denuncias y tomara una decisión, que no está facultado para tomarla sin haber hecho las consultas del caso. Eso nos pone en un predicado de poco formales.

Más allá de la ONU

Dejemos este infortunado incidente. El problema rebasa el ámbito de la ONU, porque la Cicig es un acuerdo entre el Gobierno de Guatemala y Naciones Unidas. Lo que se está obviando es que países como Alemania, Suecia y EE.UU., ya han tomado cartas en el asunto y han cuestionado la conducta informal de Guatemala.

Eso ya genera problemas desde el momento en que el Estado puede ser sujeto a sanciones de toda índole… por ejemplo económicas, que es donde se comienza.

¿Es viable el cambio del Comisionado?

Es viable, pero ese es otro efecto perverso que puede tener esa decisión. Ningún jurista en el mundo, que se precie de independiente, de ser funcionario internacional, accederá después de este caso, venir a Guatemala a desempeñar este puesto, porque su labor va a estar sujeta a los caprichos del mandatario.

Haber socavado la credibilidad de la Cicig, es peligroso, porque nos pone en entredicho de ser objeto de sanciones internacionales.

¿Puede el Comisionado ser guatemalteco.. o Thelma Aldana?

El problema es que la Cicig busca que sea una persona extranjera para garantizar la independencia del mismo funcionario y para garantizar su propia seguridad. Cualquier guatemalteco, San Judas o San Pedro, si es guatemalteco, nunca va a tener un consenso mínimo como el que pueda tener uno extranjero que no tiene vínculos económicos o jurídicos con el país, y eso es lo que da la garantía de confiabilidad que le otorga la comunidad internacional. El problema es que la señora Aldana, es guatemalteca.

¿Podría el Gobierno no otorgar el beneplácito al nuevo funcionario de Cicig…?

Es posible, porque la práctica de las organizaciones internacionales es mantener un consenso con el país receptor. Por eso siempre hacen esas consultas, y se presentan en número de tres, para que el Gobierno elija a uno y no piense que le impusieron un solo individuo.

La declaratoria de non grato fue una sorpresa para todos…

Yo pienso que fue una medida que lamentablemente no se ponderó ni se dimensionó adecuadamente, por los efectos adversos para el país como cualquier hipotético beneficio, y abona a la tesis que siempre he mantenido: el hecho de que Guatemala, en la comunidad internacional, gozaba de una dudosa reputación y comenzaba a salir de la sombra de la corrupción.

Un gobernante tiene la obligación de ponderar cuidadosamente cada paso que dé. No está manejando su negocio propio, y tomó una decisión de incalculables consecuencias para el país.