China rechazó este miércoles un informe del gobierno estadounidense en el que acusa a Pekín de perseguir a cristianos, miembros de la secta Falun Gong y budistas tibetanos.
“Ese supuesto informe no tiene en cuenta los hechos”, reaccionó Hua Chunying, una portavoz del ministerio de Exteriores chino. “China se opone firmemente” a lo dicho “y ha protestado ante Estados Unidos”, indicó.
El departamento de Estado estadounidense publicó el martes su informe anual sobre los obstáculos a la libertad de culto en el mundo. Entre los principales países señalados están China, Irán, Pakistán, Arabia Saudí y Turquía.
“Todo el mundo comprueba que Estados Unidos tampoco es un país perfecto. Les pedimos (…) que dejen de utilizar la religión para entrometerse en los asuntos internos de otros países”, declaró Hua.
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El Partido Comunista chino teme la emergencia de cualquier movimiento organizado que escape a su control, y por ello vigila estrechamente a las religiones.
El informe estadounidense señala, entre otros, la campaña llevada a cabo el año pasado en la provincia oriental de Zhejiang para retirar las cruces de los tejados de las iglesias locales. Las autoridades aseguran que esos símbolos son demasiado ostentosos y deben ubicarse en la fachada de los lugares de culto.
Varios tibetanos budistas se quejan, por su parte, de sufrir numerosas restricciones: necesidad de permisos especiales para viajar en el país, limitaciones del número de monjes en los monasterios o la prohibición de mostrar retratos del Dalái lama.
Por último, miembros del movimiento de práctica espiritual y física Falun Gong, prohibido en China desde 1999, aseguran, según el informe estadounidense, que decenas de sus seguidores han muerto en detención.