Mauro Morandi, de 78 años, es el único habitante de la isla Budelli, en el norte de la región de Cerdeña, en Italia, donde vive desde 1989, después de que su embarcación deteriorada con la que navegaba lo arrastrara hasta allí.
Cuando supo que su cuidador dejaría su puesto en dos días, Morandi, desencantado de la sociedad desde hacía tiempo, vendió su cataramán y se quedó en la isla.
Allí ha vivido en soledad durante los últimos 30 años. “Lo que más me gusta es el silencio […] El silencio en invierno, cuando no hay tormenta y no hay nadie alrededor, solo el silencio estival de la puesta de sol”, dice Morandi.
En 2016 el Parque Nacional de Maddalena pidió a Morandi que abandonara la isla, pero hubo una petición popular firmada por 18 mil personas a favor de que no se le expulsara del lugar, obligando a las autoridades a que le permitieran vivir allí.
Morandi se dedica a pasear por la isla, a leer obras de filósofos griegos, a mantener la playa limpia y a cuidar la flora y la fauna, entre otras cosas. “Nunca me iré […] espero morir aquí, ser incinerado y que esparzan mis cenizas en el viento”, comenta Morandi.
La isla Budelli, ubicada en el archipiélago de la Maddalena, es considerada como uno de los lugares más bellos por su Spiaggia Rosa, ya que en la parte suroriental de la isla hay fragmentos microscópicos de corales y conchas que dan ese color tan particular al agua de la orilla.
Con información de National Geographic